Desde hace varios meses que en Chile y la mayoría de países del mundo están optando por hacer un distanciamiento social efectivo, esto ha implicado entre otras cosas suspender las clases presenciales. El rol del profesor en línea y el valor de hacer clases online es una discusión que no se ha dado con la intensidad que se requiere, aquí un breve análisis desde la mirada de un docente y apoderado.
No es novedad para nadie afirmar que no estábamos preparados para tamaño cambio en la educación, un área que mantiene bastante rigidez en los métodos formativos y no se caracteriza con implementar las innovaciones de manera efectiva y agiles (al menos en esta parte del mundo).
Si bien existen ecosistemas de formación y aprendizaje muy maduros y desarrollados en países europeos como Finlandia, Dinamarca y Alemania, en América latina el modelo educativo es básicamente el mismo desde hace varias décadas lo cual ha dificultado de sobremanera el cambio de modalidad hacia las clases online.
Si quisiéramos analizar cómo ha sido la implementación de las clases online una mirada Lean nos daríamos cuenta que existen muchos elementos que van en contra de los principios de esta filosofía.
Profesor en línea: El valor de hacer clases online
- Acceso estructural a la educación : Para muchos es el valor más importante de la filosofía lean es el respeto a las personas y en el caso particular del acceso a la educación online en Chile es un hecho que no todos los alumnos y familias estaban preparadas para las clases online, eso pone en desventaja a un número importante de alumnos que no cuentan con acceso a Internet, a computador, un espacio físico adecuado, tranquilidad necesaria o cualquier otra condición que dificulta su proceso de aprendizaje. El caso más emblemático fue el de una alumna que subía al techo de su casa para alcanzar mejor señal
- Poca orientación al Valor: Lamentablemente la mayoría de instituciones educacionales cuenta con indicadores de gestión que que no permiten concluir el aporte de valor real, mirando desde sus respectivos proyectos educativos respectivos. A modo de ejemplo los principales indicadores que se le exige a los profesores y alumnos tienen que ver con la asistencia y la realización de tareas,esto no representa el grado de avance o adherencia al proyecto formativo.
- Muchas actividades incidentales: Actualmente a los profesores se les ha exigido una serie de etapas adicionales asociadas principalmente a registros (de acuerdo con el punto anterior), esto hace que un tiempo importante de su labor docente la dediquen a actividades que no mejoran la experiencia de aprendizaje del alumno. Procesos que se pueden automatizar o delegar actualmente lo tienen que asumir los profesores.
- Dificultad para absorber las necesidades emocionales de los alumnos: La estructura organizacional que contaban las instituciones educacionales suponía una baja necesidad de apoyo emocional a los alumnos y docentes, en el escenario actual que estamos atravesando han surgido un sinnúmero de preocupaciones adicionales en la comunidad educativa que no se están visibilizando las cuales eventualmente puede traer problemas como stress, ansiedad o depresiones que no estamos abordando ni dimensionando.
Como conclusión pareciera ser que desde la perspectiva académica será un año perdido o con un grado muy bajo de adherencia al conocimiento. Entonces:
¿Vale la pena hacer pasar a nuestros profesores y alumnos por semejante stress?
En mi opinión sí, pero es urgente que los distintos involucrados en los procesos formativos logren co-construir un entorno de aprendizaje que se despoje de paradigmas como la asistencia a clases y el volumen de tareas para volverse a centrar en la motivación de los alumnos y la experiencia de aprendizaje que tienen, sin eso comenzaremos de a poco a extinguir de a poco la vocación docente y a la entrega que los caracteriza.
Les dejo una noticia respecto a las dificultades de hacer clases online en Chile